SOLOS
Por John C. Miller

En este mundo, más de una vez nos sentimos como se debe de haber sentido David al enfrentarse a Goliat. No solamente pequeños pero solos. Quién de ustedes, estando enfermo, no se ha sentido solo en su dolor; solo en el seno de su familia, en el matrimonio, en el trabajo, en su forma de pensar; solo en el testimonio del Evangelio. Entonces nos embarga un sentimiento de impotencia y nos preguntamos: "¿Qué puedo hacer yo? Ojalá mi esposo o esposa o mi familia tuviera este sentir, sin duda todo sería diferente."

Viajando por el mundo he tenido la oportunidad de ser testigo de la soledad que muchos cristianos sienten aunque estén rodeados de hermanos en la iglesia; sus almas anhelan más de Dios, mientras que el resto parece conformarse. Nos escriben de muchas partes compartiendo este sentir. Cristianos solos en su anhelo de ver Su gloria, Su poder, Su mover. Deseo o quizá locura de pensar que un creyente puede aspirar a recibir mucho más de Dios.

Un apreciado pastor me contó que alguien lo llamó para decirle: "¿Para qué voy a ir a la iglesia? Cumplo con una rutina: me paro, canto, me siento y vuelvo luego a pararme para después ir a casa, sintiéndome igual que cuando llegué a la reunión." Para muchos esto es vacío, para otros en cambio le es indiferente.

Solitarios.... estando aun uno junto a otro se sienten solitarios.

¿Qué piensa Dios acerca de esto?

Él nos dice en 1ª Juan estas palabras tan conocidas: "hijitos vosotros sois de Dios y habéis vencido, porque es mayor el que está en vosotros que el que está en el mundo". Se ha percatado de esta tremenda aseveración: "mayor es el que esta en nosotros que el que esta en el mundo."

Siempre tratamos de acumular fuerza, buscando otros que piensen como nosotros pensamos, actuamos o vemos las cosas.

En el libro de Jueces leemos que un muchacho llamado Gedeón estaba enfrentado el mayor desafío de su vida. Un ejercito enemigo había venido contra todo su pueblo. Tan grande era ese ejército, como incontable la arena en las orillas del mar.
El relato del capítulo 7 de Jueces, versículo 12, habla de los madianitas y los amalecitas y los hijos de Oriente que estaban reunidos en el valle como langostas en multitud; los camellos eran innumerables. Y allí estaba Gedeón, frente a un inmenso ejército. Dios le había prometido que estaría con él. Mas este pidió a Dios que le diera una señal, y no vasto una vez insistió por segunda vez. Se juntaron 32.000 hombre para la lucha Igualmente no eran muchos contra tal muchedumbre de enemigos. Casi me atrevo a imaginar los pensamientos de Gedeón: "¿Podremos nosotros hacer algún daño con tan sólo estos?".
Una congregación de 32.000 que piensan igual, algo es algo, ¿no?
Si toda su familia compartiera su testimonio, o quizás sus amigos; entonces se sentiría mucho mejor.
Quiero que sepa que Dios no piensa así.
- Gedeón, tienes un grave problema.
- Sí, Señor, ¡los problemas son tan grandes y nosotros tan poquitos! Somos nada más que 32.000.
- Ustedes son muchos aún, Gedeón.
- ¡¿Cómo dices Señor?!
Sin duda Gedeón estaba desconcertado.
Leemos en el versículo 2 "Jehová dijo a Gedeón, el pueblo que está contigo es mucho para yo entregue a los madianitas en sus manos, no sea que se alabe Israel contra mí diciendo: mi mano me ha salvado."
¡Eran muchos!
A la mañana siguiente 22.000 de ellos regresaron nuevamente a sus hogares.
Permítame seguir con el diálogo:
- Bueno, Dios, con este grupito. . .
- No, aun éstos todavía son muchos.
¿Estaría escuchando bien Gedeón? Ya había perdimos 2/3 de los adherentes. La respuesta fue inequívoca, aun eran muchos. Entonces Dios ordenó que éstos sean llevados a las aguas donde una nueva separación diezmaría el grupo.
Cuando llegaron a las aguas sólo fueron elegidos 300. Sí, leyó bien... 300 contra una muchedumbre. Pero, si el enemigo era como una plaga de langosta y los camellos podían contarse como si fueran granitos de arena en las orillas de la mar, ¿qué podrían hacer 300 hombres?

Le pregunto, ¿hubiera podido Gedeón derrotar solo al enemigo?

Cuando Dios quiso hacer la obra más grande de toda la eternidad, envió a su Hijo. La Palabra nos dice que ni aun sus hermanos creían en Él. Y cómo cree se habrá sentido Jesús cuando esa multitud que alcanzaba a casi 6.000, se dio media vuelta y se fue, solo quedaron sus doce discípulos con Él. Ellos sí... sus firmes aliados. Pedro, quien afirmaba: "todos te van a abandonar pero yo no. ¡Cuenta conmigo!"
Aun estos eran muchos.
Dicho y hecho, cuando el momento más trascendental de la misión de Jesús en esta tierra llegó, los discípulos se fueron y Pedro, el que había pronunciado su apoyo incondicional... también se fue.
¡Solo! colgado de una cruz.
Solo contra todo el pecado del mundo.
Solo, pero lleno de Dios.

¿Se siente solo en la nación donde Dios lo envió como misionero? Lejos de su cultura, lengua, familia. O ¿quizás en el remoto pueblo donde se halla ministrando a esa pequeña grey? Recuerde, mayor es Aquél que está con usted que aquél que está en el mundo.

¿Sabe por qué gozamos hoy de luz eléctrica? ¿Y los beneficios de la refrigeración? ¿Y los motores? Un hombre llamado Thomas Edison llegó hasta el final de su objetivo solo. Si éste no lograba iluminar la ciudad hasta una determinada hora, por medio de la corriente eléctrica, el mundo quedaría carente de ella.
Sus banqueros le dieron la espalda; sus amigos le dieron la espalda; su familia le dio la espalda, sin embargo prosiguió SOLO.
Y solo enfrentó la adversidad, hilvanando una historia de absoluta soledad. Antes de hacer aquél último intento que trajo un gran salto a la humanidad, logro que aun hoy nos bendice; muchos le dieron sus espaldas, hoy... el mundo lo alaba.

Un hombre solo, lleno de Dios, conquistó el pecado clavado en una cruz. Su nombre, Jesús. Aun hoy los efectos de lo que solo llevo a acabo alcanza su vida, mi vida y la de toda la humanidad.

¿Por qué solo?

Recuerde la palabra dada a Gedeón, se jactarían diciendo que su espada hizo la obra.
Gedeón y sus 300 hombres tomaron un cántaro iluminado y trompetas con ellos. Algo sucedió; algo que nada tenía que ver con ellos. Algo que no tenía nada que ver con su inteligencia, ni con su estrategia, ni con sus cántaros iluminados, ni con las antorchas, ni con las espadas, ni con las trompetas. Tuvo que ver con DIOS. Él se levantó y envió un ejército de ángeles en medio de aquél ejército de madianitas que aterrorizados, comenzaron a matarse unos a otros. Lo demás, ya es historia, la victoria fue el botín.

Si aun el pesar de sentirse solo opaca el ver a Aquel que vive en usted, Dios hoy quiere confortarlo.

Ojos que ven más allá

En 2da. Reyes, capítulo 6 encontramos que había un hombre llamado Eliseo, profeta de Dios; todo el ejército de Siria venía contra él y su pueblo. La presencia de Eliseo simplemente les molestaba. Este varón de Dios no les permitía llevar a cabo sus malignos planes, pues Dios siempre desbarataba sus intentos dándoselos a conocer al profeta. No tuvieron mejor idea que enviar al ejercito de noche a apresarlo para lo cual sitiaron la ciudad. Amanecido ya el siervo de Eliseo se alisto para cumplir con su diaria labor, salió a buscar agua para lavar las manos y los pies de su señor, restregó sus ojos, levantó la vista y allí estaban rodeados por un ejército. Salió corriendo, entró en la tienda y dijo a Eliseo lo que había visto. La calma del profeta sin duda descolocó al siervo: "Más son los que están con nosotros que los que están con ellos."
El siervo no podía entender sus palabras. ¡Pobre siervo! Tenía su corazón entumecido por causa de su materialismo. El materialismo convierte en ciegos a los videntes. Y este siervo no podía ni ver, ni entender. No entendía como era posible que un hombre pudiera más que un ejército. Como 300 son más que 100.000. Como Dios permite que el hombre esté solo para mostrarle cuán grande es Él.
Tampoco pudo entender cómo Dios prepara las circunstancias para que el hombre esté solo. Y si no está solo, las prepara para que parezca que lo está, y así desplegar su grandeza.

Cuántos hombres forjaron sus caminos en la soledad. Hoy podemos leer sus nombres en monumentos, placas de fundación, escuelas y calles. Grandes obras fundadas por. . . por un hombre solo, por una mujer, sola.
Dondequiera que busque: las grandes fundaciones, las grandes sinfonías compuestas, los grandes óleos, las grandes obras literarias, son el resultado de hombres y mujeres esculpidos por la mano de "la soledad". Hombres y mujeres con visión; quienes completamente solos pudieron forjar grandezas. ¿Por qué? Porque Dios los llamó a forjar grandezas.

Siento pena por el hombre o la mujer que diga: "¡Oh! ¡Dios! ¡No quiero estar solo!" Porque tal hombre o tal mujer no es más que un ciego que no puede ver. Alguien una vez dijo y bien: "Dios no es invisible, el Hombre está ciego." Un hombre que tiene a Dios es una multitud. Una mujer con Dios es una multitud. ¡SOLO, SOLA! Recuerden: más son los que están con nosotros que los que están con ellos.

¡Pero era todo un ejército! ¿No entiende de lógica?
Claro que no. Dios no entiende de lógica. Los caminos son tanto más altos porque dice: como los cielos son más altos que la tierra, así son de diferentes y de opuestos los caminos de Dios con los nuestros. La manera de pensar de Dios se opone a la nuestra, la matemática de Dios, también. En su matemática, mil es menor que uno.

Y a pesar de haber un ejército de 10.000 Eliseo dijo: "nosotros somos más." Él era vidente; el pobre siervo, no. Su siervo apenas alcanzaba a ver lo natural, lo que los ojos físicos ven. Pero no pudo ver lo que los hombres no ven y lo que es la verdad: "más son los que están con nosotros."

Si un hombre ó una mujer tienen el llamado de Dios, no necesitan estar acompañado.

¡No está solo, no está sola! ¡Basta ya de tropezarse con el labio inferior! ¡Basta de mirar hacia abajo; basta de preguntarse: ¿qué puede hacer un hombre solo ó una mujer sola.

Una viejecita una vez se preguntó: "¿Qué puedo hacer yo?" Lo único que hizo cuando en verdad se decidió, fue convertir a un hombre que resultó ser luego el evangelista más poderoso de todos los tiempos. Ni más ni menos. Ella cambió al mundo.

¡Solo! Esa palabra no existe. Si usted ha sido llamado por Dios, eres un hijo de Dios, está rodeado de todas las fuerzas y ejércitos de lo alto y Dios mismo, es él que dice: "Yo voy contigo. Dios mismo es el que dice: HAS NACIDO CON UN PROPOSITO. VINISTE A ESTE MUNDO PARA CAMBIARLO, PARA MEJORARLO. VINISTE Y NO ESTAS SOLO. ¡HIJO, YO ESTOY CONTIGO!

Y volviendo a la historia de Eliseo, todo el gran ejército vino contra el pobre hombre. ¡De qué pobre hombre hablamos! Más bien, ¡pobre del ejército aquél! Porque por orden de Dios, y gracias a la visión del profeta Eliseo todo un ejército fue atrapado.

A veces me enoja escuchar decir "no se puede." El "no se puede" para mí ha sido siempre un GRAN DESAFIO. ¡Quién dice que ¡NO PUEDES HACERLO!
¿Estás solo? ¡Gloria a Dios! Luego podrás afirmar: ¡la espada de Jehová y la espada de Gedeón lograron esta victoria!

Se lee en Josué 23:10 "...un varón de vosotros perseguirá a 1.000 porque Jehová, vuestro Dios es quién pelea por vosotros."
¡Qué matemática! Dice: un varón perseguirá a 1.000. Eso parece casi imposible. Pero no es lo máximo de Dios.
Si es un varón de gran fe, un varón de Dios, hay otra matemática. No trate de sacar de donde no tiene cuando esté enfrentando una gran dificultad. Dios quiere que saquemos de dónde Él tiene. Porque nosotros somos pequeños, pero Él es grande. "Mayor es aquél que está en nosotros que aquél que está en el mundo."

Ojalá el Señor le conceda ojos para ver. Entonces su soledad se convertirá en multitud. Entonces le dirá: "¡Oh! ¡Dios!, gracias porque estoy luchando solo, porque estoy luchando sola. ¡Muéstrame tu grandeza!

Deseo que su corazón se inspire con una visión eterna para cambiar su entorno, su ciudad, para cambiar su sociedad, con tenacidad e inspiración divina.

En contra de todo mal pronóstico Dios siempre lo hizo posible.

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