REVISTA
RHEMA
NEHEMIAS
Por Eduardo Pierini
La Iglesia no es una institución edificada
por hombres. Jesús edifica la Iglesia. Él es el
Señor. Y Él es el Pastor .
Si usted ha sido lavado por la sangre del
Cordero, entonces, pertenece a la Iglesia que
Cristo edifica a través de toda la tierra,
aquella contra la cual nada puede prevalecer.
Hoy en día, sin embargo, nos enfrentamos ante
una iglesia débil, carente del poder que debiera
tener. ¿Se ha preguntado a qué se debe?
Un hombre de Dios, estando lejos de su tierra,
escuchó que la ciudad de Dios, el lugar donde la
presencia de Dios debía estar y morar, estaba
pasando momentos de gran estrechez.
El capítulo uno del libro de Nehemías nos narra
esto: "Palabras de Nehemías, hijo de
Hacalías. Aconteció en el mes de Quisleu, en el
año veinte, estando yo en Susa, capital del
reino, que vino Hanani, uno de mis hermanos, con
algunos varones de Judá y les pregunté por los
judíos que habían escapado, que habían quedado
de la cautividad y por Jerusalén. Y me dijeron:
El remanente, los que quedaron de la cautividad
allí en la provincia, están en gran mal y
afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus
puertas quemadas a fuego. Cuando oí estas
palabras me senté y lloré, e hice duelo por
algunos días, y ayuné y oré delante del Dios
de los cielos."
Toda ciudad antigua tenía muros. El muro
consistía en una gran pared, algunas de ellas
tan anchas que podía transitar un carro por
encima. Una gran pared con puertas y atalayas que
protegían y separaban la ciudad de la fuerza del
enemigo.
La iglesia de Jesús en este mundo está
compuesta por hombres y mujeres. Si la iglesia o
la vida no está rodeada por muros que la separan
del mundo; muros que guardan del enemigo; muros
que hacen que a la noche se pueda reposar en paz,
guardado cerca del lugar de Dios; si las puertas
de entrada y salida están quemadas, esa ciudad
está a expensas del enemigo.
ARREPENTIMIENTO
Nehemías recibe la trágica noticia que la
ciudad de Dios, Jerusalén, tenía sus muros
derribados y sus puertas quemadas. El varón,
ante el cuadro desolador y devastador, no pudo
más que llorar... orar... y ayunar.
Parafraseando de otra manera lo que él dijo:
"¿Dios, cómo puedo remediar esto? ¿Qué
puedo hacer para que mi iglesia, para que mi casa
tenga los muros levantados?"
El versículo 6 nos descubre el sentir de este
hombre: "Esté ahora atento tu oído y
abiertos tus ojos para oír la oración de tu
siervo, que hago ahora delante de ti de día y de
noche por los hijos de tus siervos; y confieso
los pecados de los hijos de Israel que hemos
cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre
hemos pecado".
Nehemías supo la razón por la cual esos
muros estaban derribados. La causa... pecado.
Reconoció su pecado y el del pueblo también.
¡Éste es un excelente comienzo para un
avivamiento! Ningún avivamiento comienza si no
hay un verdadero arrepentimiento.
Si usted quiere que su iglesia sea llena de la
gloria de Dios, si quiere que su vida camine en
la presencia de Dios, tendrá que apropiarse de
las palabras de Nehemías: "Señor, ¡yo he
pecado contra ti!". "Señor, ¡necesito
que vengas a mi vida!" Una oración que
lleve implícita su vida, su suspiro, su andar.
Hace un tiempo atrás, en una iglesia hermana,
se acercó una señora al altar abriéndose paso
entre la gente y, bajo la convicción del
Espíritu Santo, clamó a gran voz :
"¡Perdóname, Dios, porque he matado! Yo,
Señor, lo he hecho!"
Esta persona y su esposo asisten a la iglesia
hace varios años. Ella, antes de casarse se
había hecho un aborto. Dios estaba trayendo luz
a su vida, por ello pudo decir lo que dijo:
"Soy la responsable de haber quitado la vida
al ser que estaba en mi vientre".
Ella pensó que cuando se entregó a Cristo ya
todo había sido arreglado. Cuando la luz de Dios
alumbró su ser, comprendió que no estaba todo
arreglado, que debía confesar y pedir perdón
por su pecado.
El año pasado, estando en España, en una
iglesia en el centro de Madrid, una señora pasó
muy quebrantada al frente. Esta mujer le pidió
el micrófono al pastor, y dijo: "Hermanos,
yo quiero pedir perdón a Dios y a la
congregación. Soy de la región de Extremadura,
de allí salieron para América varios
conquistadores: Hernán Cortés y otros más. En
el nombre de la religión mataron vidas, robaron
bienes y trajeron joyas a España. España está
bajo condenación. Quiero pedir a Dios que me
perdone y que nos perdone porque somos culpables
de homicidio".
Repito... un buen comienzo para un avivamiento.
Todo avivamiento comenzará con un verdadero
arrepentimiento.
Nehemías tambien lo entendió así: "Yo he
pecado. Yo y la casa de mi padre".
QUEBRANTAMIENTO
El oficio de este varón era especial, ser
copero del rey. Un día se presentó delante de
su Señor, quien indagó la causa de la tristeza
de Nehemías. Esa tristeza no se debía a ninguna
enfermedad, sino como él mismo lo dijera:
"tengo quebranto de corazón"
(Nehemías 2:2)
El quebrantamiento que Dios da no pasará con una
reunión ni con unas horas derramando lágrimas.
El quebrantamiento de Dios le traerá un dolor en
el alma que no podrá sacárselo de encima.
El rostro del varón reflejaba su sentir. Lea su
propia explicación: "¿Cómo no estará
triste mi rostro, cuando la ciudad, la casa de
los sepulcros de mis padres, está desierta y sus
puertas consumidas por el fuego?"
(versículo 3) El verdadero arrepentimiento trae
quebranto
de corazón.
.
DIRECTIVAS
Cuando el rey le preguntó a Nehemías qué
era lo que quería, antes de responder, éste
dijo:"oré al Dios de los cielos"
(versículo 4.)
Nosotros somos muy dispuestos a hacer cosas para
Dios, pero muchas veces ni sabemos lo que Dios
quiere que hagamos. Dios no acepta cualquier cosa
que se me ocurra hacer; Dios no bendice cualquier
idea brillante que yo tenga; Dios tiene las
directivas para darme.
Nehemías buscó de Dios qué hacer.
Para nosotros, generalmente, un avivamiento es
una gran multitud viniendo a Cristo. Yo le
recuerdo que la Escritura dice que es hora que el
avivamiento comience en la Casa de Dios; o sea
que un verdadero avivamiento comienza en el
corazón de un hombre y se expande a un pequeño
grupo, y luego alcanza a otros.
Cuando la Iglesia nació, un pequeño grupo
estaba orando, invocando el Espíritu Santo. El
avivamiento comienza en un pequeño grupo que
tenga deseos de Dios y que tenga deseo de dar su
vida para que Dios obre.
A Dios no le hacen falta multitudes, a Dios le
hacen falta corazones. Dios busca su corazón.
Dios quiere ganar su corazón, quiere ganar su
casa. ¿Está dispuesto a que El gane su corazón
y su casa? ¿Está dispuesto a quitar todo lo que
sobra, lo que impide, lo que no sirve? Entonces,
ahí comenzará la semilla de un verdadero
despertar en medio del pueblo de Dios.
DETERMINACION VERSUS OPOSICION
"Envíame a Judá, a la ciudad de los
sepulcros de mis padres, y la reedifi-caré"
(versículo 5). Encontramos en Nehemías una
determinación: siempre que sentimos dolor por el
pecado, siempre que hay convicción por la
maldad, y siempre que deseamos que Dios torne la
situación, tiene que haber oración y
determinación.
No solamente oración y no solamente
determinación; oración y determinación.
Cuando este varón determinó hacer algo conforme
a la convicción que Dios había puesto en su
alma, inmediatamente se levantó una oposición.
No hay ninguna obra que Dios empiece a hacer en
nuestro corazón, que no tenga oposición. Si
usted determina seguir a Dios... tendrá
oposición.
"Oyéndolo Sanbalat horonita y Tobías el
siervo amonita, les disgustó en extremo que
viniese alguno para procurar el bien de los hijos
de Israel" (versículo 10).
Dios dice que el enemigo vino a matar, a robar
y a destruir. No hay nada mejor para el diablo
que un cristiano muerto. Él quiere terminar con
su vida. Si usted asiste a la iglesia lo puede
tolerar, pero si quiere seguir a Cristo de veras,
lo odiará. Conocerá lo que es oposición en su
familia, en su trabajo, en el medio ambiente en
que se mueve.
Nehemías lejos de amedrentarse ante la
oposición, prosiguió animando al pueblo:
"...pues: vosotros veis el mal en que
estamos, que Jerusalén está desierta y sus
puertas consumidas por el fuego; venid, y
edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos
más en oprobio" (versículo 17).
¿Y qué ocurrió cuando animó al pueblo? Se
sumaron otros a la oposición; hicieron escarnio
de ellos y los despreciaron. Tal como lo hará el
enemigo con aquellos que escojan poner en orden
sus vidas.
Cuando el pueblo comenzó a reedificar el muro
caído, y cuando la tarea de reconstrucción
progresó, más oposición se levantó.
"Cuando oyó Sanbalat que nosotros
edificábamos el muro, se enojó y enfureció en
gran manera, e hizo escarnio de los judíos"
(Nehemías 4:1)
El enemigo no va a permitir que su vida prospere.
Pero no olvide que Jesús entabló en la cruz una
guerra a muerte.
Cuando nuestros primeros padres pecaron, Dios
dijo que de la simiente de la mujer nacería uno
que heriría a Satanás en la cabeza. Desde
entonces el enemigo busca cómo destruir al
hombre.
Cuando la oposición recrudece en su vida usted
decidirá: seguir adelante con Cristo o volver
atrás.
Jesús le invita a venir, y dice: "El que
viene a mí, yo no lo echo fuera"; pero si
se quiere ir, no lo retiene.
Un joven, que de niño asistió a la iglesia,
creció y tomó sus propios caminos. No sólo se
convirtió en un drogadicto, pero estuvo preso
con custodia policial por traficar droga. Salió
de ese lugar y lo ingresaron a un hospital
psiquiátrico. No soportó el hospital, por lo
tanto, lo sacaron de allí. La madre cristiana,
una mujer sola, que asiste a la iglesia, lo trajo
a su casa. Se le ofreció ayuda. Buscaron un
lugar cristiano donde internarlo y poder
recuperarse. Sin embargo, sus palabras fueron
éstas: "Yo con la iglesia no quiero saber
nada. No quiero a nadie sobre mí. ¡Quiero hacer
mi vida!".
Este joven eligió su camino. Cada uno de
nosotros elegimos un camino en la vida. ¿Cuál
es el camino que usted ha elegido? ¿Seguir a
Cristo tibiamente? El Señor nos advierte que si
somos tibios nos vomitará de su boca.
Cuando ya se habían edificado los muros hasta la
mitad, los enemigos se "encolerizaron"
y "conspiraron todos a una para atacar"
(Nehemías 4:7-8).
Esta vez deciden, por causa de ellos, poner
guardia de día y de noche. "Entonces por
las partes bajas del lugar, detrás del muro, y
en los sitios abiertos, puse al pueblo por
familias, con sus espadas, con sus lanzas y con
sus arcos" (Nehemías 4:13).
La célula fundamental de toda sociedad
sana... es una familia sana. Si usted tuvo la
alegría de nacer como yo, por la gracia de Dios,
en una familia con buenos principios, y guardó
su familia en el temor de Dios, tiene una gran
parte de la batalla ganada.
Nehemías entendía cúan importante era esto,
por lo tanto, tomó las familias, las puso juntas
a trabajar y a empuñar en la otra mano la
espada. Se levantaron como un bloque unido.
Mi matrimonio no es perfecto, está constituido
por un hombre y una mujer que no son perfectos,
sin embargo, hace muchos años -llevamos 34 años
de casados- abrazamos lo que la Palabra nos
enseña: "No se ponga el sol sobre vuestro
enojo". Cuando se ha levantado algo entre
nosotros, antes de acostarnos hemos conversado,
orado y nos hemos perdonado, porque no queríamos
dormir al lado de un enemigo.
Muchos matrimonios tienen la costumbre de
ofender a su esposo o esposa, inmediatamente
después dejan de hablar a su compañero/ra
durante dos, tres, cuatro días o una semana;
otros se van a la habitación de al lado; sin
dejar de mencionar a aquellos que se van a la
casa de los padres. Si has hecho esto, estás
sembrando destrucción en tu propia casa. Dios no
habla de quién es el que tiene razón, dice:
"Vé y perdona". Pide que la sangre de
Cristo te cubra.
"Me levanté y dije a los nobles y a los
oficiales y al resto del pueblo: No temáis
delante de ellos; acordaos del Señor, grande y
temible, y pelead por vuestros hermanos, por
vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras
mujeres y por vuestras casas" ( Nehemías
4:14).
No pretenda convertir al vecino cuando usted no
está convertido de verdad. No pretenda convertir
a sus hijos si su vida deja mucho que desear.
Finalmente, y luego de la oposición reiterada
del enemigo y sus diversas tácticas empleadas en
contra del pueblo de Dios, el muro se reedificó,
y las puertas fueron levantadas.
El que comenzó la buena obra la terminará. No
va a fallarle. No va a dejarlo en la mitad del
camino. Él lo llamó para vida. Cuando Jesús
dijo que iba a edificar la iglesia, no estaba
hablando de un gran templo. Habló de un templo
vivo, de piedras vivas. "Vosotros también,
como piedras vivas, sed edificados como casa
espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer
sacrificios espirituales y aceptables a Dios por
medio de Jesucristo" (1Pedro 2:5).
El templo de Dios son almas, son vidas, es usted
y soy yo, que Él edifica para una eternidad.
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