REVISTA RHEMA |
EDITORIAL
COMPARTIENDO
Cuando este año abrió sus puertas, escuchamos de parte del
Señor un claro anuncio: este sería un año especial. Pronto
vimos que Su promesa era veraz. No fue un simple aliento para
unos soldados que salían de un tiempo de arduas luchas;
ciertamente seríamos sorprendidos. Así que, con aliento y
expectativa, abrazamos los meses que esperaban por delante...
Nuestros campamentos de verano llegaron. Jóvenes se congregaron
como cada año lo hacen. Dios había deparado para éstos un
precioso regalo de los Cielos. El Espíritu Santo se derramó de
manera sobreabundante sobre ellos. A partir de aquel encuentro,
muchos separaron un año de sus vidas dejando estudios, carreras,
planes y hasta noviazgos. Una gran mayoría cursaron el Instituto
Bíblico. Muchos de estos jóvenes son hijos de padres creyentes,
nacidos en hogares con principios cristianos, acostumbrados a
escuchar de boca de sus padres acerca de los hermosos obrares de
Dios, sin embargo, muchos de ellos necesitaban encontrar la
realidad y poder de su Dios. Ciertamente no fueron
desilusionados, diría asombrados más allá de sus expectativas.
¿Cómo contar lo que vieron nuestros ojos los días de Su
derramar? Eso necesitaría páginas para narrarlo, quizá esas
cosas quedan tan sólo como memorial en el corazón de los que
fueron testigos. ¿Cómo describir las horas que estuvieron bajo
la influencia del Espíritu, a veces borrachos, tan borrachos con
el vino de Su Espíritu; o clamando por profundas cambios y
limpiezas; o profetizando o hablando en otros idiomas; o
declarando la visitación del Señor a otras naciones.
El mes de Septiembre llegaba, y con el también la
"Conferencia Internacional" en la ciudad de Mar del
Plata dando inicio a nuestro año de JUBILEO. El sacerdote hizo
sonar el shofar. Cincuenta años de un cumulo de testimonios a la
fidelidad, grandeza y amor de nuestro Dios derramado sobre vidas
y sobre una nación.
Y si fuera esto poco, necesitaría aún muchas más páginas para
compartir lo que recientemente Dios hizo entre nuestros niños...
pero lo dejaremos para futuros artículos.
Y como broche a todo esto, en el mes de Diciembre el anciano
pionero y fundador de esta obra, R. Edward Miller, se radicará
nuevamente en el país - tierra que le diera el Señor como
herencia - hasta que El disponga su partida.
Muchas son las razones por llegar al fin de este año con un
corazón lleno de gratitud, asombro, reverencia y amor a nuestro
Salvador. No será incienso, oro o mirra lo que traiga esta
Navidad al Hijo de Dios el ministerio Peniel de Argentina, pero
si un corazón derramado a quien es el Dueño Señor y Salvador.
Como esta revista es una expresión de este ministerio, hemos
deseado compartir esto tan apreciado a nuestro corazón con
nuestros fieles lectores y amigos.
Feliz Navidad!!!
María A. de Miller