REVISTA RHEMA

¿PENTECOSTES SIN CRUZ? IMPOSIBLE !!
Por Jorge Lacovara

 

En el capítulo 6 del Evangelio de Juan, Jesús despliega ante los ojos?de los hombres, aún de sus discípulos? el propósito de Su venida a este mundo; el motivo que existió cuando el Padre lo envió.
Un día antes de esta fundamental revelación, el Señor hizo algo que impactó al pueblo. Realizó algo maravilloso: ¡alimentó a una multitud hambrienta con solamente cinco panes y dos peces! Cuenta la Biblia que cuando esto ocurrió, frente al mar de Galilea, la multitud estaba tan feliz, tan contenta, asombrada ante
el tremendo milagro que Jesús había hecho. Cinco mil hombres habían comido, y posiblemente también muchas mujeres y niños, y habían sobrado cinco cestas llenas de pedazos que la gente no había podido terminar. ¡Cómo no estar contento ante un hecho tan admirable!
Juan 6:2 continúa contando lo que pasó luego, al otro día. Habían visto a los discípulos irse en la única barca que había, y sabían que Jesús no se había partido con ellos, pero he aquí, ¡qué al otro día el Señor ya no estaba más por allí!
¿Adónde estaba? Nadie sabía. Así que de pronto, toda la multitud que había sido alimentada un día antes por medio del tremendo milagro se hallaba buscándolo. ¡Se podría decir que esto era un avivamiento! ¡Una multitud buscando a Jesús!
Verdaderamente si eso ocurre hoy en día, nosotros decimos que es un gran avivamiento, una tremenda ola de Dios, una tremenda visitación del cielo. La gente fue a un lugar y como no lo encontró fue a otro, y no cesaban en buscarle. Y decían, " ¡Si no está allí, vayamos adonde esté, pero busquemos hasta hallarle!". Finalmente lo hallaron. Estaba del otro lado del mar, y le preguntaron: "Rabí, ¿cuándo llegaste aquí?".
Jesús tenía muchas virtudes, pero había una que parece que no tenía; no era muy político. No le preocupaba mucho el ego de la gente. Ni los adulaba, ni les decía las cosas de tal manera que no los hiriera o lastimara.
Cuando esa multitud lo buscó por aquí y por allá, lo encontró y le preguntó: "Rabí, ¿cuando llegaste aquí?", Él les responde: "De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis."
Era cierto que lo buscaban, pero por la comida, no por Él. Traído esto al plano actual, yo creo que hoy la iglesia evangélica ha crecido mucho numéricamente y hay muchos miembros en las iglesias. Multitudes siguen al Señor y Maestro, lo buscan allí y aquí; pero creo que muchos lo buscan solamente por los panes y los peces; las bendiciones. ¿Hay bendiciones? Sí, Dios es un Padre que bendice a Sus hijos, y la bendición de Dios es real. Pero para muchos, cuando se acaban las golosinas, también se les acaban las consagraciones. Yo no digo que el caminar con Dios no incluye las bendiciones de Dios. ¡De hecho que sí!. Pero si el evangelio presentado es sólo el de las bendiciones, sin presentar también la otra parte del evangelio que son las demandas, es un evangelio adulterado. Si yo predico el evangelio adulterado, sin pagar la responsabilidad que implica el amor, estoy haciendo que el pueblo fornique espiritualmente. ¿Comprende?
Esta multitud que había llegado a Él, que lo había estado buscando, Jesús les habla directamente, y les dice: "...ustedes me siguen por los panes y los peces..." . Y comienza a desarrollar cuál había sido el propósito del Padre al enviarle a esta tierra. Allí... reveló la Cruz. Habló del comer Su Carne y del beber Su Sangre, habló del identificarse con esa obra.
Fue fuerte. A tal punto que muchos de los discípulos que le seguían dijeron que esa palabra era muy dura. ¿Quién la puede oír? Sabiendo Jesús en Sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: "¿Esto os ofende? ¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero?", y en el versículo 6:63 continúa: "El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida". Y el versículo 66 indica que: "Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él.
Quizá esté diciendo ya: "Es duro esto, hermanito. Esto de la cruz no me convence. Hábleme de las bendiciones, de lo bueno que es Dios, de lo bueno que tiene para darme a mí, y de que vamos a ser felices".
Sin embargo, si la Presencia de Dios ha de morar en nuestros corazones, será necesario que su vida y la mía tengan un encuentro real y verdadero con La Cruz, en donde la luz de Dios alumbre nuestros corazones de tal manera que de pronto nos podamos ver tal como Dios nos ve. Quizá, como lo expresó alguien muy gráficamente, que sintamos el olor a podrido que debamos sentir, y que, al sentirlo, podamos decir: "Señor, ven y límpiame; ven y lávame; ven y purifícame, porque si no haces Tu obra en mi corazón, yo nada podré hacer".
Me gusta lo que dijo Jesús: "El espíritu es el que da vida, la carne no aprovecha para nada". ¿De qué sirven los títulos, los cargos, las grandes obras? El domingo pasado, aquí en nuestra iglesia alguien daba testimonio llorando, y decía: "Yo hacía cosas para Dios... para tapar mi actitud negativa hacia Dios. Hacía cosas, obras para Dios; pero la motivación, la razón por hacerlas, era porque quería ocultar una rebelión que había dentro de mi corazón. Y la única manera era demostrando que podía hacer cosas...".
No sé cómo está tu corazón en estos días, pero Él siempre viene lo más cerca que puede a nosotros. Si no viene más, es porque no puede. Él solamente puede llegar bien cerca cuando los corazones están purificados y limpios por la Sangre de Cristo. Si mi corazón o el tuyo no están limpios, te puedo asegurar que Su Presencia no puede acercarse.
Si tú deseas realmente una visitación de Su gloria, si deseas que la Presencia de Dios pueda morar, habitar en tu corazón, visitar tu iglesia, llenar tu casa, mover tu ciudad, será requerida una obra profunda en el corazón. Los primeros pentecostales decían: "Así como es tu arrepentimiento, será tu Pentecostés". Cual sea tu identificación con la Cruz, tal será la gloria del Pentecostés.
¡Nosotros queremos tener Pentecostés sin Cruz! ¡Imposible! Antes del Pentecostés hubo una cruz, hubo un morir, hubo una resurrección. No puede evitarse el camino del Calvario.
No sé cual sea su deseo, pero el mío es que quiero un glorioso y hermoso Pentecostés en el cual Su Espíritu llene la casa. Y sé que para que esto pueda suceder primero es preciso vaciar. Es preciso sacar lo que ocupa el lugar que es para Él.
Quiero desafiarle a que su corazón esté abierto a Dios en este tiempo. Dios está muy cerca. Esté abierto al Espíritu Santo; Él le hablará. Pruebe a Dios y verá que Él es fiel, y verá que el Señor le va a mostrar que cosas Le agradan y que no. Entonces, cuando el Señor se lo muestre, su corazón se postrará a Sus pies en gratitud y en amor y en humillación. Él es grande y bueno.
Que el Espíritu Santo revele lo que está escondido en lo profundo de nuestro ser para que la casa pueda ser preparada para la Venida del Señor.

 

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