
REVISTA
RHEMA

EL
GUIA NUESTRAS VIDAS
Por Juliana Norwich
Si Dios quiere que tú lo conozcas de una
manera verdadera. Él creará las circunstancias
que
te conducirá a buscarlo más profundamente.
Él abre el camino, y luego se convierte en la
Luz de entendimiento que brilla dentro tuyo.
Todo lo que necesitas como quía es Él, en su
persona y presencia.
Durante muchos años yo había buscado a Dios
y había conocido algo de Él. Pero en un
principio era tan tonta. No entendía que yo no
podía ni siquiera buscarlo, a menos que Él me
guiara. Él lo hace en su propio tiempo y para
sus propósitos. Es Dios quien se mueve sobre
nosotros, para mostrarnos una nueva faceta de Sí
mismo cuando quiere que conozcamos
más acerca de Él. Él hace esto para que
nosotros podamos tomar parte en algún aspecto de
Su inmenso plan, no para nuestro mero gozo.
Ciertamente no para glorificar nuestra
orgullosa carne, que es lo que sucede cuando
pensamos que se nos ha dado un más
"elevado" conocimiento de Él que a
otros. En
consecuencia, es una de sus Mercedes mostrarnos
distintos aspectos de su multiforme naturaleza.
Su voz silenciosa es la gracia que nos mueve con
el deseo de buscarlo. Y su dádiva de gracia es
la nueva explosión de vida que levanta nuestra
alma cuando lo hemos encontrado.
De esta manera nuestra vida interior se mueve y
es guardada en el camino del Espíritu. Y
permanecemos en este camino siguiendo estos
dichos los cuales son ambos veraces:
Esto describe la forma en que seguimos a Dios en
esta vida. Sepamos descansar
cuando Él se agrada en dejarnos sin nuevos
conocimientos de Él. Y permanezcamos alerta
en cuanto nos induce a marchar y encontrarle .
Recuerda, Él siempre nos llamará para avanzar
más de lo que hayamos avanzado antes...
El nos puede dejar descansar por un tiempo. Y
luego conmueve nuestras
circunstancias a fin de movernos hacia una mayor
verdad. Todo el tiempo Él trabaja a fin de
remover el velo de duda de estos ojos de carne.
Cada escalón de este camino, Él es tan
amable y paciente, sabiendo que andamos a
tientas, inseguros, como un no vidente. Él
quiere
que vivamos con esperanza y expectantes, creyendo
que Él se va a revelar a Sí mismo, más
y más.
En 1342, en algún lugar cerca de Norwich,
Inglaterra, les nació una hija a una familia de
humildes recursos. .
Es posible que el nombre real de la niña era
Juliana. Pero también es posible que ella
adoptó ese nombre cuando se unió a una
hermandad de monjas y comenzó una vida de
oración contemplativa, viviendo en la iglesia de
Santa Juliana, en Norwich.
En cierta oportunidad, en la primavera de 1373,
cuando Juliana tenía unos 30 años, enfermó
gravemente. Recuerden que muchas plagas asolaban
a Europa durante la Edad Media.
Dudo que la muerte fuera llevadera para esa
gente, pero por otro lado no era la
sorpresa y horror que significa para nosotros ,
en el siglo XX, con todos
nuestros seguros de vida, leyes laborales e
ilusiones que podemos forjarnos en contra del
sufrimiento y las pérdidas.
Mientras que el sol de primavera calentaba más
fuerte, y Juliana se debilitaba más,
parecía preparada para moverse de esta vida con
todos sus males y pérdidas hacia las altas
tierras del cielo en donde ella había puesto su
corazón. En esos días al menos, la tierra
valía
la pena dejarla y el cielo era el futuro hogar.
En la mañana del 13 de mayo una hermana es
Cristo se acurrucó al lado de la cama
de Juliana para orar junto a la débil y gris
figura. Como desmayada, sus pies y manos
seguían enfriándose. Estaba perdiendo el
sentido. Una cruz colgaba en la pared en frente a
su cama, y ella fijó sus ojos en ella.
La oscuridad comenzaba a acercarse. Algo como
náusea y frío al mismo tiempo y
entumecimiento apareció en su cara. La muerte la
estaba tomando. Con la última onza de
fortaleza terrenal, peleó para mantener sus ojos
sobre el Cristo crucificado. Allí, ella estaba
aterrada por la grandeza de lo que vio, como más
tarde expresara por escrito: "...que El,
quien es tan alto, haya venido tan bajo por
amor". Quizás pensó que su Señor
crucificado y
levantado había venido para tomarla a Sí mismo
para la eternidad. Pero no había sido tan
afortunada en esa mañana de mayo. El le
devolvió su espíritu. Su visión del asombroso
amor
de Cristo llegó con órdenes selladas de lo
alto.
Sus amigos quedaron shoqueados cuan-do el
flujo de vida volvió a la cara de Juliana.
Ella estaba llena de vida, aunque exhausta por la
dura prueba. Como resultado fue cambiada.
Su alma entró en quietud, elevada, serena, real
y como pájaro que puede volar en círculos
por encima de la tierra.
Ella había vuelto, según parecía, con una
comisión. Durante los 43 años
subsiguientes, hasta su muerte apacible en 1416,
luchó para dejar el testimonio escrito de lo
que la visión le había mostrado acerca del amor
de Dios. Y no sólo fue esta la única visión
que tuvo, le siguieron otras también; los ojos
de su interior habían sido abiertos. Una vez
que el alma está abierta, sabemos cómo mirar
para ver más allá de nosotros mismos.
Lo que hizo del escrito de Juliana una batalla
fue la dificultad de poner en lenguaje
humano completamente inadecuado, un conocimiento
de cosas que vienen de arriba.
Cada cristiano que tuvo una cualidad mística de
su fe, desde San Agustín hasta Amy
Carmichael, ha observado este problema.
En nuestros días, "místico" es una
palabra que asusta a muchos cristianos. En un
sentido es más sabio mantenerse fuera de cierta
clase de espiritualidad que uno no puede
entender, la gente se mete en problemas cuando
busca experiencias sobrenaturales.
"Misticismo" es la práctica de basar
la propia fe principalmente en experiencias
sobrenaturales, o poner a todo tipo de
experiencias sobrenaturales por sobre la
autoridad de
las Escrituras. Esto debe ser evitado
categóricamente.
No fue la doctrina solamente que convirtió a San
Agustín: fue el haberse encontrado
con Dios. No fue el memorizar de las Escrituras
que convirtió a una de los más grandes
misioneras, Amy Carmichael, a través de 17 años
de infernal y tormentoso sufrimiento
mientras ella trabajaba en contra del abuso de
niñas en India. Fue su habilidad de ver detrás
de lo visible, lo invisible.
De todos modos, Juliana trató de poner por
escrito el primer recuento de su visión
tan pronto como le fue permitido dejar su lecho
de enferma.
"Revelaciones de Amor Divino" es
considerado por algunos como sin igual en la
literatura espiritual de Inglaterra. Es simple
atractivo y profundo.
Juliana fue guiada genuinamente natural y simple.
Aún más, sus escritos exploran los
profundos misterios de la fe cristiana. ¿cómo
puede el hombre tener libre albedrío y ser
predestinado? ¿Cómo se puede culpar al hombre
por su caída si Dios, quien es más grande,
sabía lejos en el tiempo que él pecaría?
¿Cúal es la respuesta de Dios al sufrimiento de
los
inocentes?
REGRESAR
AL INDICE RHEMA
|